Mi mujer es más puta que las gallinas y la tuya es igual

Mi mujer es más puta que las gallinas y la tuya es igual




Cuando me enteré de que mi mujer me era infiel, no con uno sino con varios hombres incluyendo algunos vecino y amigos míos.

Pensé que mi mundo se había acabado, en mi cabeza no cabía la idea de que ella me fuera infiel, que se acostase con otros hombres, por el solo placer de hacerlo.

Ya que seguramente no era por dinero, porque le doy lo que me pide, tampoco por falta de atención de mi parte, ya que apenas se me presentaba la menor ocasión, la lleno de besos, cariños, y en la cama nunca se ha quejado, de que yo no le cumpla, como es debido.



Por lo que la verdad, no lo podía creer, hasta que un día noté algo raro en mi mujer, y lo único que se me ocurrió fue contratar a un detective privado que fue quien me abrió los ojos.

Lo cierto es que me deprimí, por mi cabeza pasaron un sin fin de malos pensamientos, desde matarla a ella, y a sus amantes.

Incluso hasta suicidarme, pero no llegaba a la conclusión de si antes la mataba, o sencillamente dejaba una carta suicida donde contaba del porqué de mi decisión.



Para que así se avergonzara por el resto de su vida por su proceder, fue cuando no sé por qué se me ocurrió llamar a nuestro padrino de boda.

Apenas comenzamos a charlar, sin decirle nada, me pidió que no hiciera nada, hasta que él en persona hablase conmigo.

La verdad únicamente le dije que lo esperaría, pero sin muchas ganas, como a la media hora llegó, y antes de que yo le dijera algo, él me preguntó que me pasaba.



De inmediato rompí en llanto y le conté todo, cuando terminé de hablar, lo vi a los ojos, y contrario a lo que yo esperaba, me di cuenta de que nuestro padrino, se estaba riendo.

Lo cierto es que me desconcertó, y nuevamente antes de que yo abriese la boca, me dijo. “Yo no soy no Psiquiatra ni Psicólogo, pero apenas te escuché por el teléfono supe que algo malo te pasaba, pero no pensé que fuera algo tan tonto como eso, lo que te haría pensar en quitarte la vida.”

Aun super confundido, me le quedé viendo, con la boca abierta, mientras él continuó diciéndome. “Si yo fuera a matar, a todo aquel hombre que se acostó o que aún se acuesta, con mi mujer, o estaría preso de por vida, o muerto de la rabia, pero en lugar de eso decidí, pasarla bien.”



“Y si mi mujer es más puta que las gallinas, y por lo que me has dicho tú mujer es igual, y no va a cambiar nunca, así que tienes dos opciones, o te divorcias por las buenas, o sigues viviendo con ella, sabiendo lo que ya sabes.”

“Que quieres castigarla, si está bien, pero lo haces actuando como si no te hubieras enterado de nada, y mostrándole mucho amor, eventualmente si tiene algo de conciencia ella misma será su peor juez.”

“Al punto que finalmente un día te contará sumamente arrepentida lo que hizo.”



“Es cuando tú, la sacas de la casa por puta, o te haces el loco y sigues viviendo tu vida tranquilamente.”

De momento nuestro padrino, me preguntó. “¿Quién paga la casa, hace la compra, y todo lo demás?” De inmediato le respondí, que yo.

Fue cuando me continuó diciendo. “Si es así no le hagas caso a lo que otros digan.”



Nuestro padrino, se marchó, y me dejó solo, pensando en sus palabras, y cambiando mi manera de pensar, por lo que guardé el arma, rompí la nota, y comencé a actuar como si no supiera nada.

Como al mes mi esposa, voluntariamente me confesó todo, y a pedido mío, mientras lloraba me comenzó a contar como había comenzado.

Asegurándome en todo momento que me amaba mucho, pero que la primera vez que me fue infiel, fue un día en que yo salí a trabajar, bien temprano.



Y casualmente había llamado a un fontanero para que arreglase el desagüe de uno de los baños, cosa que a última hora se la dije a ella, cuando aún se encontraba en la cama.

La cosa es que el fontanero llegó, y tras tocar la puerta, mi esposa que se encontraba en la ducha, únicamente alcanzó a ponerse su bata casera.

Claro que, al abrir la puerta, se acordó de lo que yo le había dicho, y lo dejó pasar al fontanero mostrándole el problema del desagüe en el baño de huéspedes.

El tipo se puso a trabajar, pero según mi esposa en cierto momento ella no sabe que sucedió, que, al ver a ese tipo recostado sobre el piso, se dio cuenta de que se le marcaba mucho su miembro contra el pantalón.



Por lo que, al principio, ella procuró no ponerle atención, pero al mismo tiempo comenzó a sentir una gran curiosidad.

Al punto que no sabe ni cómo ni por que dejó que su bata se quedase abierta, y cuando se dio cuenta de que había captado la atención del fontanero, se le ocurrió decirle que mejor dejase de hacer lo que estaba haciendo, ya que a mí se me había olvidado dejarle el dinero para pagarle.



Fue cuando el fontanero, al ver que ella prácticamente le mostraba su peludo coño ocasionalmente, le propuso que él terminase el trabajo, y que después los dos verían la manera de que ella le pagase, antes de que él se marchase.

La cosa es que el fontanero terminó el trabajo, y apenas se lo dijo a ella, sonriendo pícaramente ella le preguntó. “Y ahora que hacemos, para que yo le pague.”

Fue cuando el tipo ese la tomó entre sus brazos, diciéndole. “Señora ya usted sabe de sobra lo que yo quiero.”

Tras él decir eso, mi esposa me dijo, que de inmediato ella misma dejó caer su bata, quedando completamente desnuda frente a él.



Quien sacando su verga del pantalón se le quedó viendo a ella, luego dirigió su mirada a su miembro, y eso le bastó a mi mujer para entender que él deseaba que se lo mamase.

Por lo que ella se agachó, agarrando la verga del fontanero, se la introdujo en su boca dedicó a mamarla.

Hasta que el mismo fontanero la separó y recostados en el piso de la cocina hizo que mi esposa separase sus piernas, mientras él la penetraba.



Lo raro, fue que a medida que mi mujer me fue contando todo, yo sentí un morboso y satisfactorio placer, al escucharla.

Me fui excitando, y de momento que ella se ha quitado la ropa, y arrodillándose frente a mí, comenzó a mamar mi verga, como nunca antes lo había hecho.

Luego antes de que yo me fuera a venir, dándome la espalda separó sus nalgas con sus propias manos, ofreciéndome sus nalgas, cosa que nunca antes había hecho.



De más está decirles que la perdoné, después de que me contó como en otras ocasiones esa misma excitación la ha llevado hasta tener sexo con dos o tres tipos a la vez.

Así que mientras uno le enterraba su verga por el coño, otro le daba salvajemente por el culo, al tercero ella le mamaba su verga, para luego cambiar ellos tres de lugar, en varias ocasiones.



Por lo que comprendí que mi mujer, es sumamente caliente, y que se excita ante la menor provocación.

Por lo que como voy a dejarla, con lo buena que esta, o castigarla por algo que ella no puede controlar, y que yo disfruto mucho cuando me lo cuenta.